Mi propio radioteatro

En este trabajo se va proponer que grabes un radioteatro a partir de una versión propia de un cuento tradicional.

Ahora bien, ¿qué es el radioteatro? Es un tipo de contenido radiofónico que utiliza el diálogo, la música y los efectos sonoros para trasmitir una historia. Es decir, a diferencia del teatro tradicional, no se narra con el elemento visual: solamente con lo auditivo.

               1. Elegí un cuento tradicional. Aquí se adjunta una opción: El cuento de La Cenicienta. Puede ser también La sirenita, La bella durmiente, Blancanieves, Aladin, La Bella y la Bestia, etc.
               2. ¿Cuál es la construcción de género que ves en el cuento elegido? Es decir: ¿qué roles, actitudes, deseos y características tienen los hombres y las mujeres en el cuento elegido? Para ayudarte con ese análisis, realiza un cuadro donde indiques cuales son las características que entendés como típicamente femeninas o típicamente masculinas en nuestra sociedad.
               3. Imaginá una versión alternativa de ese cuento, en el cual los roles de los géneros masculino y femenino sean distintos a la versión original.
               4. Escribí dicho cuento en forma de diálogos.
               5. Pensá y anotá con qué música acompañarías determinadas partes de la historia. ¿Qué canciones serian? Si cantas o tocas instrumentos, podes hacerla vos mismo o misma.
               6. Pensá y anotá qué efectos sonoros llevaría la historia. Por ejemplo: Si llega alguien pueden escucharse pasos, si hay tormenta, esta debe oírse, etc. No olvides que en el radioteatro todo lo que sucede se transmite a través del sonido. Cuanto más detallista seas, mejor se comunicará el ambiente en el cual sucede la historia. Para ayudarte en este punto, podes ver videos sobre Foley, que es el arte que se encarga de los efectos sonoros del cine. Aquí un link al respecto: https://www.youtube.com/watch?v=xvYgygoVEbA
               7. Una vez que tengas listo el guion escrito (incluyendo todos los diálogos, música y efectos sonoros), grabalo. Cada personaje debe tener una voz diferente, que puede ser hecha o no por la misma persona.

Anexo: Cuento de La Cenicienta

Hubo una vez, hace mucho, mucho tiempo una joven muy bella, tan bella que no hay palabras para describirla. Se llamaba Cenicienta.
Cenicienta era pobre, no tenía padres y vivía con su madrastra, una mujer viuda muy cascarrabias que siempre estaba enfadada y dando órdenes gritos a todo el mundo.
Con la madrastra también vivían sus dos hijas, que eran muy feas e insoportables. Cenicienta era la que hacía los trabajos más duros de la casa, como, por ejemplo, limpiar la chimenea cada día, por lo que sus vestidos siempre estaban sucios o manchados de ceniza, por eso las personas del lugar la llamaban cenicienta. Cenicienta apenas tenía amigos, solo a dos ratoncitos muy simpáticos que vivían en un agujero de la casa.
Un buen día, sucedió algo inesperado; el Rey de aquel lugar hizo saber a todos los habitantes de la región que invitaba a todas las chicas jóvenes a un gran baile que se celebraba en el palacio real.
El motivo del baile era encontrar una esposa para el hijo del rey; ¡el príncipe!,  para casarse con ella y convertirla en princesa.
La noticia llego a los oídos de cenicienta y se puso muy contenta. Por unos instantes soñó con que sería ella la futura mujer del príncipe. ¡La princesa!
Pero, por desgracia, las cosas no serían tan fáciles para nuestra amiga cenicienta. Su madrastra le dijo en un tono malvado y cruel:
 - Tú, Cenicienta, no irás al baile del príncipe, porque te quedarás aquí en casa fregando el suelo, limpiando el carbón y ceniza de la chimenea y preparando la cena para cuando nosotras volvamos.
Cenicienta esa noche lloró en su habitación, estaba muy triste porque ella quería ir al baile y conocer al príncipe.
Al cabo de unos días llegó la esperada fecha: el día del baile en palacio
¡Cenicienta veía como sus hermanastras se arreglaban y se intentaban poner guapas y bonitas, pero era imposible, porque eran muy feas de tan malas que eran, pero sus vestidos eran muy bonitos!
Al llegar la noche, su madrasta y hermanastras partieron hacia el palacio real, y Cenicienta, sola en casa, una vez más se puso a llorar de tristeza.
Entre llanto y llanto, dijo en voz alta:
- ¿Por qué seré tan desgraciada? Por favor, si hay algún ser mágico que pueda ayudarme.
De pronto sucedió algo increíble: se le apareció un hada Madrina muy buena y muy poderosa y con voz suave, tierna y muy agradable le dijo a cenicienta:
 - No llores más, te ayudaré.
-¿De verdad?  -dijo cenicienta un poco incrédula- ¿pero como vas a ayudarme? ¡no tengo ningún vestido bonito para ir al baile y mis zapatos están todos rotos!
El hada madrina saco su varita mágica y con ella toco suavemente a cenicienta, y al instante sucedió un milagro:  un maravilloso vestido apareció en el cuerpo de cenicienta, así como también unos preciosos zapatos.

-Ahora ya puedes ir al baile de palacio cenicienta, pero ten en cuenta una cosa muy importante: tu vestido a las 12 de la noche volverá a ser los harapos que llevas ahora.
Hay algo más que debes saber, delante de la casa te espera un carruaje que te llevará al gran baile en palacio, pero a las 12 de la noche, ¡se transformará en una calabaza!

- Bien, dijo cenicienta-  ya soy feliz, solo por poder ir al baile.
Cuando Cenicienta llego al palacio causó mucha impresión a todos los asistentes, nadie nunca había visto tanta belleza, ¡Cenicienta estaba preciosa!
El príncipe no tardó en darse cuenta de la presencia de esa joven tan bonita. Se dirigió hacia ella y le preguntó si quería bailar.
Cenicienta dijo:
-¡sí!, claro que sí!
Estuvieron bailando durante horas y horas.
Las hermanastras de cenicienta no la reconocieron, debido a que ella siempre iba sucia y llena de ceniza, incluso se preguntaban quién sería aquella chica tan preciosa. De repente,  Cenicienta se detuvo:
 -Son casi las 12 de la noche, mi vestido está a punto de convertirse en una ropa sucia, ¡y el carruaje se transformará en una calabaza!¡Oh, Dios mío! ¡Tengo que irme!
Salió a toda prisa del salón de baile bajó la escalinata hacia la salida de palacio perdiendo en su huida un zapato, que el príncipe encontró y recogió.
A partir de ese momento, ¡el príncipe ya sabía quién iba a ser la futura princesa la joven que había perdido el zapato!, ¨¡pero caramba!¨ exclamó el príncipe, ¨pero si no se ni como se llama, ¡y mucho menos donde vive!¨.
Para encontrar a la bella joven, el príncipe ideó un plan. Se casaría con aquella que pudiera calzarse el zapato.
Envió a sus sirvientes a recorrer todo el reino. Todas las jóvenes, chicas y mujeres se probaban el zapato, pero no había ni una a que pudiera calzarse el zapato.
Al cabo de unas semanas, los sirvientes de palacio llegaron a casa de Cenicienta.
La madrastra llamó a sus feas hijas para que probasen el zapato, pero evidentemente no pudieron calzar el zapato.
Uno de los sirvientes del príncipe vio a cenicienta en un rincón de la casa, y exclamo:
-Eh!, ¡tú también tienes que probarte el zapato!
La madrastra y sus hijas dijeron:
-por favor!, ¿cómo quiere usted que Cenicienta sea la chica que busca el príncipe?, ella es pobre, ¡siempre está sucia y no fue a la fiesta de palacio!
¡Pero cuando cenicienta se puso el zapato y le encajo a la perfección todos los presentes se quedaron de piedra!,
-oooh!, es ella! la futura princesa!
 Inmediatamente la llevaron a palacio y a los pocos días se casó con el príncipe, ¡por lo que fue una princesa!
Nunca más volvió con su madrastra, vivió feliz en palacio hasta el último de sus días.



Docente: Paula Russo Martínez

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